lunes, 14 de abril de 2014
Animados, La nodriza de las hadas y el rey carmesí
Recientemente me invitaron a una cena de conmemoración de una de esas ?collas? de fiesta que abundan en el paisaje valenciano. La novedad es que habia un espectáculo posterior a la cena y que el espectáculo era la actuación de un concretamente de la chica karamelo Naturalmente que conocia de la existencia de travestis tanto en el plano profesional como en el personal y siempre me habian fascinado por su teatralidad rozando el esperpento, la hipérbole o la hiperrealidad y lo que yo interpretaba como tendencia al simulacro, al simulacro de qué cosa es una mujer La chica karamelo pues era una historia más en esa clase de conocimientos que se adquieren por la via del espectáculo y he decir que no me defraudó y que me divertí muchísimo con su actuación a pesar de que los chistes, los guiños, las canciones en vagynesiles, chupadas y coitos anales pero sobre todo por una critica mordaz sobre la femineidad y sus prácticas sexuales y sociales. Durante le escuchaba pensaba en tres cosas. 1.-La primera es esta pregunta: ¿cómo es probable que me resultara más femenina que todas las mujeres comités que habia alli? ¿Cual era el secreto? 2.-La segunda cuestión que me planteaba entretanto veia su actuación era ésta ¿que nos hace tanta gracia de los travestis? ¿Como pueden soportar las mujeres tanta critica a su esencia y a la vez reirse? 3.- ¿Qué es la femineidad? ¿Cómo es probable que un tio pueda saber más de lo femenino que las mujeres? Y es asi que me puse a pensar sobre este concepto de qué cosa es una mujer y qué es eso que llamamos femineidad. Lo cierto es que todo el mundo sabe qué es una mujer, al menos conocemos identificarla por aquello del dimorfismo: las mujeres tienen cuerpos distintos a los tíos -cada vez menos-, son más pequeñas, tienen una distribución diferente de la grasa, tienen torsos (o tetas), y son genitalmente diferentes a nosotros, tienen una voz mas aguda y tienen menor masa muscular y fuerza que los tíos, tienen rasgos caracteriales que las determinan y tienen más gusto por hablar, expresarse y compartir. De forma que todos nosotros conocemos quién es una mujer, conocemos distinguirla o reconocerla pero ¿conocemos qué es una mujer? Lo cierto es que los travestis juegan con esa incertidumbre a través del disfraz y algunos de ellos se instalan en esa identidad más alla de lo íntimo o lo puntual (transformismo). ¿Pues cómo saber si hay o no una mujer debajo un vestido, una aspecto de mujer? De hecho es por eso que nos reimos tanto con ellos pues conocemos que son tíos disfrazados de mujeres. Esa es la gracia, pues entretanto vuestro cerebro percibe su ?femineidad? vuestra mente sabe que es un hombre, una disonancia trágica que se resuelve a través de la risa. Y es trágica porque pone a prueba vuestro concepto monolítico de la identidad. Para la gran fracción de nosotros o se es un tio o se es una mujer, no caben identidades intermedias, pero esta idea no solo es falsa sino que es puesta en cuarentena en el teatro y en el arte donde el travestismo y la ambigüedad ocupan desde la antigúedad un espacio de honor en los asuntos universales de la escenario o de las artes plásticas. Los travestis como los cómicos son necesarios en una sociedad y sirven para criticarla y para desenmascarar sus falsedades; para demostrarnos que no poseemos ni idea de qué es una mujer, conocemos reconocerla pero cuando alguien se disfraza de ellas y nos enseña sus atributos idealizados, hormonados o quirúrgicos caemos en la cuenta de que vivimos continuamente en una ilusión, un simulacro consensuado. En realidad, de no saber de antemano si era un tio o una mujer podríamos caer en el engaño y beber como mujer lo que no es sino un simulacro de mujer, algo que nos hace plantearnos a los tíos si no seremos en el fondo homosexuales con la consiguiente inquietud. Y a las mujeres si no serán en el fondo unas monjas moralistas. Lo cierto es que resulta imposible definir qué es la femineidad y qué es la masculinidad más allá del reconocimiento de ciertos atributos perceptibles que nos son conocidos desde vuestra primera infancia, pero es obvio que la suma de todos esos atributos por sí mismos no establecen una totalidad sino una abstracción, una categoría (femineidad o masculinidad) pues la Totalidad carece de tienen lugarcia real, todas las mujeres de la Tierra comités no representarían una Totalidad llamada Femineidad pues la suma de todas las totalidades-parte no establece una Totalidad que precisaria de otra Totalidad para ser definida. Lo que tienen lugar son totalidades-partes
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