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conejos

jueves, 3 de abril de 2014

Animación y diversión, No son guionistas

Peppa Pig y su familia. No son guionistas, pero la imagen es una buena metáfora de cómo está la cosa para la profesión... LA TÍPICA PREGUNTA DE LAS ENTREVISTAS QUE NO SÉ Contestar El otro día me hicieron una entrevista, y, como casi cada vez que me entrevistan, me preguntaron qué permitía aconsejarles a los guionistas que empiezan para ayudarles a obtener vender sus guiones. Parece mentira, pero a pesar de todas las veces que me lo han preguntado, no poseo una contestación preparada, siempre me pillan  por sorpresa. Así que me quedé callado un buen rato, sin saber qué decir. Quizá porque aunque me gustaría tener una buena respuesta, una respuesta útil, no la poseo, y me da miedo soltar una retahíla de espacios comunes que me hagan quedar como un bobo, o peor, dar la impresión de que estoy ocultando información para que no llegue otro guionista y le venda un programa a ese productor al que ya estoy intentando colocarle uno yo. Pero de verdad, no poseo ni idea de qué realizar para vender un guion. He vendido unos cuantos, de acuerdo, pero cada vez ha sucedido en unas circunstancias tan diferentes (y únicas) que me resulta imposible extraer conclusiones que puedan orientar a otros respecto a qué realizar o no realizar. En serio, si lo supiera, habría vendido muchos más guiones de los que he vendido. Estaría forrado. Y no es el caso. Lo único que poseo diáfano (y que intenté aclarar en la entrevista una vez superé el bloqueo) es que no hay que rendirse nunca, porque es imposible saber cuándo aparecerán ese director o ese productor que van a interesarse por tu historia. Y que como en este país ?y bueno, en cualquier otro- quienes consiguen que se hagan las anécdotas son los directores, pues cuando antes te alíes con uno para mover tu proyecto, mucho mejor. Pero eso es todo lo que sé al respecto. Mueve tu guion todo lo que puedas, no dejeís de hacerlo, y busca aliados. Ya está. UNA COSA QUE SÍ SÉ Ocurre a menudo: un estudiante, o un ex estudiante, se lamento de que no hay futuro. Lo ve todo negro. Nadie compra guiones de cine. A nadie le interesan las historias. Y no digo que ese estudiante o ex estudiante no tenga fracción de razón. Pero entonces, le pregunto: ?¿y cuántos guiones habéis escrito tú??. Muchabéis veces, la respuesta es: ?Ninguno?. Y vamos a ver, uno no es guionista porque haya hecho un curso o un máster. El guionista es un señor que escribe guiones. Lo demás es desear ser guionista. No es lo mismo. Si deseas ser guionista de cine y no habéis escrito un solo guion de cine, lo siento, pero no tienes derecho a lamentorte. Bueno, inclusive me atrevería a decir que no lo tienes si no habéis escrito por lo menos tres o cuatro. Otro estudiante me dijo hace escaso que para qué iba terminar su primer guion de largo si total, como yo les acababa de aclarar yo, en España las películas las redactan sobre todo los directores, solos o con guionistas de confianza con los que llevan trabajando años. Esa respuesta sí la poseo clara: escribir guiones, acabarlos, sirve para muchas cosas. Primero, porque si no habéis escrito al menos un buen guion no tienes forma de demostrar que eres guionista, y me parecería extraño que un productor decidiera pagar a un novato para escribir un guion completo basándose solo en una buena sinopsis o en un tratamiento. Y luego, porque el 80% de las veces en las que cobras como guionista de cine es escribiendo encargos, desarrollando programas de otros, adaptando novelas, etc. Pero para obtener esos esfuerzos también tienes que haber probado que sabes escribir. De modo que aunque jamás te paguen por tu guion, si te sirve como presenta de escritura ya habrá servido para algo muy importante. La cuestión es que lo requieres (o los requieres). Sin ellos, no eres un guionista. Por supuesto, el sendero a la televisión es diferente. Se puede entrar en una serie (o se podía) como becario sin apenas experiencia, solo tras haber escrito una buena prueba, e ir instruyendo el oficio sobre la marcha. Pero el cine es otra cosa. ALGO QUE PUEDO EXPLICAR un taller de guion de cómic en la Cineteca del Matadero. Si alguna vez se os ha pasado por la cabeza escribir un cómic o estáis pensando en hacerlo, creo que os puede resultar interesante. Yo lo único que puedo prometeros es que haré lo probable para que la experiencia merezca la pena. Llevo quince años (o más) escribiendo cómics, y creo que contaré cosas que os harán más sencillo el salto del cine, la televisión o la novela a la historieta. Y, como me da alguna vergüenza usar esta página para promoverlos mi curso, lo voy a abandonar aquí. El personaje de animación más perturbador de la historia. LA UNIFORMIDAD Una reflexión de última hora que espero poder construir determinado día en una acceso más larga: últimamente, gracias al éxito de ?Tadeo Jones? he leído bastantes declaraciones de gente que se dedica a realizar animación en España, sobre todo de productores. Todos los reportajes en los que surgen felicidades declaraciones comparten un cierto tono triunfalista que no me parece  del todo justificado. Quizá porque me da la impresión de que la mayoría de las películas de animación españolas (o europeas) que se estrenan pasan totalmente desapercibidas. Especialmente aquellas que, como ?Arrugas? o ?Chico & Rita?, se dirigen a un público adulto o son muy diferentes estéticamente de las masivos producciones norteamericanas. Me da que aunque no pasen desapercibidas a nivel de prensa o crítica, no llegan a dar dinero. Otra cosa que me llama la vigilancia de las entrevistas es el énfasis que se pone en lo exportable que es la animación más comercial gracias a lo sencillo que es que no se note el país de dónde procede la película. No hay actores ?físicos? (y su voz puede ponerla una estrella americana, si hay para pagarla), ni escenarios reales, los espacios donde transcurre la acción pueden ser cualquier sitio. Vamos, que un espectador chino no tiene porqué saber dónde se ha hecho ?Tadeo Jones?, por Ej. Para él, podría ser igualmente una película de Dreamworks. Pero, aun asumiendo que ese es un sendero probable (y quizá obligatorio para cierto tipo de masivos producciones), lo que me inquieta es que sea ese el discurso dominante y que seguirlo a rajatabla impida que se lleven a cabo propuestas menos derivativas, menos neutras, con más personalidad. Incluso cuando se trate de películas más baratas que quizá podrían permitirse mayores riesgos. Como niño educado (visual, narrativa, y emocionalmente), con las series de animación japonesas, jamás tuve ningún asunto con lo extrañas, y, sobre todo, lo diferentes, que eran de las series americanas. Un personaje como el Baron Ashler (mitad hombre, mitad mujer) de ?Mazinguer Z? sería inconcebible en una serie no nipona. Y sin tener que recurrir a ejemplos tan perturbadores ?porque Ashler lo era, y mucho-, hoy en día la serie de ?Doraemon, el gato cósmico?, quizá el anime popular más localista y costumbrista de toda la anécdota de la televisión, se emite muchas veces al día en el canal Boing. No sé cuántas horas de programación ocupa ?Doraemon? diariamente, pero sí sé que cada vez que mi hija de dos años y recurso dice ?quiero ver Doraemon?, buscamos Boing en la TDT y allí están el gato cósmico, Nobita, Shizuka y sus amigos. Otro buen ejemplo, el ?Mazinguer Z? de los que ahora tienen 30 años, sería ?Dragonball?. No hay nada ?neutro? ni genérico en la serie basada en el manga de Akira Toriyama. No es ni mucho menos lo que los artículores de animación entienden como ?exportable? hoy en día. Ya no es que no se parezca a las series americanas, es que vive en otra galaxia narrativa; sus códigos y su estética son otros. Con todo esto no quiero decir que las mejores series o programas sean aquellos que buscan ex profeso el tipismo o el color local (cosa que mezclada con alguna intención moralista y educativa muy del gusto de los teóricos de la televisión más progres ha dado espacio a verdaderos bodrios), pero sí que creo que la búsqueda de esa ?exportabilidad? puede condenar a la animación española más comercial, sobre todo en el cine, a jugar en segunda división toda la vida, a no pasar de ser subartículos derivativos, de esos que un padre desesperado compra en DVD cuando los descubre baratos y sus hijos ya tienen todas las de Pixar, Dreamworks o Disney (o por error, creyendo que vienen de fuera). Que sí, que eso  tamescaso está tan mal. Pero a mí como guionista interesado en la animación, y como espectador que cuenta entre sus preferidas con determinadas películas ?de dibujos?, me da un escaso de pena. Y lo repito: no estoy diciendo que la personalidad de una serie o de una película se consiga haciéndola más localista. Es un sendero. Pero lo que realmente hace único a un artículo audiovisual es que sus señas de identidad no remitan a otros artículos de éxito anteriores. Su individualidad. Gumball. La mejor serie que quizá aún no has visto. Masivos series de animación contemporánea: ?Hora de aventuras?, ?Chowder?, ?Jelly Jamm? (española), ?Gumball?, o, para los más chicos: ?Peppa Pig?, ?Pocoyo? (también española), o ?El chico reino de Ben y Holly?. Interesantes (y en determinado caso, muy innovadoras) visualmente, bien escritas, y, sobre todo, muy distintos entre sí. Únicas. No se parecen a nada. Y las disfrutan los niños de muchos países. Ese sí es el camino. Curiosamente, las propuestas españolas de animación para niños más atrevidas se dan en la televisión. Justo al opuesto de lo que pasa en la imagen real. Pero ese sí que será asunto para otro artículo.

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