jueves, 24 de abril de 2014
Notas de humor, Un día cualquiera
10 octubre, 2013 Casi siempre despierto recostado de mi lado derecho y con los ojos entre-cerrados intento recordar el sueño que acabo de tener como ejercicio para despertar mi mente y entrar en la sintonía del día, enseguida busco sobre la mesa de noche el control remoto, prendo la tv y sintonizo el noticiero de la mañana aunque la dejo sin volumen. Termino de desperezarme estirando los brazos aafuera de las cobijas y compruebo que la mañana es fría aunque no aafuera de lo normal, ya un escaso más despierto me siento y prendo la radio buscando la emisora que cada mañana escucho, una combinación de música Indie, chistes malos y determinadas conversaciones entre los Dj´s que me hacen reír determinadas veces, hago notar que ya estoy despierto para que me lleven algo de café; mi día empieza ciertamente cuando el sabor fuerte de un tinto oscuro se combinación con las primeras ideas de cada mañana. Enseguida prendo mi teléfono para revisar mis cuentas de correo, por ahora encuentro solo correos basura y cierta información de tecnología que suele llegar de vez en cuando. Por lo común poseo determinado uniforme de futbol cerca para vestirme, despues me calzo un par de tenis y activo el cronometro de mi teléfono celular para llevar rigurosamente los 30 minutos de ejercicio que hago antes que nada, termino sudoroso y con la garganta reseca. Busco algo de tomar, organizo un escaso mi desorden y busco en el espejo que tanto se ven las chiquitas motas de vello a forma de barba que poseo y si debo cortármela, hoy no hay necesidad, así que busco la ducha y su agua extremadamente fría hace que lo piense para meterme completo debajo ella, después de cavilar por unos instantes cierro los ojos y me empujo mentalmente hacia sus chorros, si tenía en mi cierta fracción aun dormida de seguro en ese momento se despertaría bruscamente. Casi instantáneamente al salir de ella siento como mi cuerpo va recuperando su temperatura normal, y vuelvo a la normalidad cuando estoy vestido y preparado para trabajar. Por lo común mi esfuerzo es tranquilo, hay mucho de pensar, de imaginar de retratar o diseñar, paso el día entre dos monitores, la música que me gusta o algo de tv en los momentos en que quiero concentrarme, hace tiempo entendí que necesito ruido de fondo en mi día, el ruido que me da la emisora juvenil del momento o cualquier proyecto de los canales infantiles que tiene mi servicio de televisión. Al final, al llegar la noche termino suficientemente fatigado en especial de estar sentado frente a la computadora, cualquier cosa que me aleje de ella estaría bien, por ello busco mi guitarra y rasgo determinadas notas y acordes arpegiados, intento cantar pero enseguida escucho como mi voz no ha mejorado con los años, apenas debe servir para acompañar o para cantar algunos coros, cuando siento que la yema de mis dedos duele los suficiente busco cualquier ropa suave a forma de pijama y vuelvo a entrar entre mis sabanas, tardo un escaso en calentarlas pero tardo más en descubrir algo bueno para ver, finalmente desisto y retomo el libro que estoy leyendo desde hace determinadas semanas, despues de a escaso el sueño hace que mis ojos se cierren así que activo la función de ?sleep? del televisor y me ubico del lado derecho de la cama, minutos después sé que estoy dormido porque ya no escucho nada, ha terminado un día más. Pero un día cualquiera todo cambio, no porque dejara de realizar las cosas que hago siempre con alguna obsesión, por el opuesto siguen siendo similares las mañanas y las tardes y las noches; pero cambio porque ahora tu estas entre ellas, entre mi despertar de recurso lado hasta la voz desafinada que pretendo determinado día se convierta en serenata, ahora puedes regresar a leer este escrito sabiendo que estas en cada palabra y en cada momento aquí descrito.
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