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conejos

viernes, 9 de enero de 2015

Mundo animado, Blancanieves y la madrastra Moncloa

Goya no decepcionaron. Premiaron la propuesta cinematográfica más valiente: ?Blancanieves?, de Pablo Berger, pero no olvidaron reconocer los éxitos comerciales de ?Lo imposible? y ?Las aventuras de Tadeo Jones?. El cine español, leal a su espíritu comprometido con los dificultades de la sociedad, no ahorró críticas, con un fino humor hacia las políticas del Gobierno. ?A pesar de lo difícil que nos lo están poniendo, seguiremos trabajando?. Un mensaje corto, mesurado y directo de José Coronado que resume el sentir del cine español. La ceremonia de premios de los Goya 2012 fuese reivindicativa, como exigen los tiempos actuales, y sin desatender un justo reparto de galardones. ?Blancanieves?, de Pablo Berger, reinó como en un moderno cuento con diez Goyas, incluidos los de mejor película y mejor actriz protagonista. La Academia, no obstante, valoró el éxito comercial de ?Lo imposible? y ?Las aventuras de Tadeo Jones?. La superproducción de Juan Antonio Bayona se llevó cinco premios. El cine de animación de Tadeo Jones, tres. Jamás antes se habían celebrado unos Goya con tan buenas cifras de recaudación en taquilla: 106 millones de euros en el pasado año. ?Si los comparamos con las pérdidas de Bankia o con los recortes en sanidad y educación, es calderilla?, ironizó la presentadora de la gala, Eva Hache. Así discurrieron tres horas de ceremonia, entre reivindicaciones particulares del cine español y reivindicaciones contra el Gobierno. Eso sí, con un uso mayoritario de un humor inteligente y del sarcasmo. Hubo apreciación, mucho apreciación hacia La Moncloa, convertida en la cruel madrastra del cine patrio y de los ciudadanos españoles, pero hubo menos tensión que en la famosa ceremonia del ?No a la Guerra? de Iraq. Fueron precisamente las intervenciones de Eva Hache y del director de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Enrique González Macho, las más ácidas. La humorista no se olvidó de ninguna de las polémicas de la vida pública española: Urdangarín, los recortes sociales, los sobresueldos a la cúpula del PP, la letra de Mariano Rajoy o la tragedia del Madrid Arena. ?Tantos años presentando la gala en el Palacio Municipal y estábamos en peligro?, indicó Eva Hache sobre el cambio de escena hasta el Auditorio Príncipe Felipe. Tras una introducción que sirvió de parodia al clásico de Berlanga de ?Bienvenido Mr. Marshall?, la presentadora de los Goya, que en su carrera siempre ha destacado como una mayor monologuista, abrió la veda antes de dar paso al discurso de Enrique González Macho. ?Buenas noches, ministro. ¿Qué tal la familia? No es una amenaza?. El monólogo de Eva Hace resultó, en realidad, una excusa para colar ironías con gracia, al menos para quienes no somos aficionados a un cortado político idéntico que a un equipo de fútbol, contra el Gobierno. Como ejemplo, sirva el breve diálogo con el joven Tom Holland, nominado al Goya como mejor actor revelación por ?Lo imposible?. ?Es que yo iba a un colegio público donde había clases de inglés?, explicó con gracejo una Eva Hache en su salsa. El productor Enrique González Macho, como presidente de la Academia, tampoco ahorró quejas en un discurso duro, muy bien medido y con argumentos. González Macho comenzó cargando contra la ?brutal? subida del IVA cultural, del 8 al 21%. cultural más alto de Europa. Una vez más, la razón del Estado se ha impuesto sobre el estado de la razón?. El presidente de la Academia recordó que Holanda y Portugal rectificaron tras crecer el IVA aplicado en la cultura. ?Quienes no son capaces de cambiar de opinión se aman más a sí mismos que a la verdad? denunció sobre la forma de actuar del Ejecutivo de Mariano Rajoy. El ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, no había hecho más que comenzar a recibir atinados golpes. González Macho continuó con el asunto de la piratería, ?o finalizamos con el expolio o finaliza con nosotros?, con la supresión del canon digital o la pérdida de calidad de TVE. En todos los casos, el presidente de la Academia apeló a la probabilidad de La Moncloa para enmendar los errores: ?Un proverbio chino dice que un tio erudito puede sentarse en un hormiguero, pero solo el tonto vuelve a sentarse?. ?El cine ha de ser una cuestión de Estado. El cine español es de los creadores y de la sociedad. No pertenece a ningún cortado político, no es ni de los de la ceja, ni de los del bigote, ni de los de la barba. El cine nos pertenece a todos. Es un derecho de los ciudadanos y como cultura no es un complemento, es fracción primordial de la , defendió brillantemente el presidente de la Academia, que concluyó recurriendo a Miguel de Unamuno: ?La libertad de cada pueblo es la cultura?. Inobjetable el discurso de Enrique González Macho. Sin estridencias, pero con un apasionamiento hacia el cine y la cultura que merece que desde el Gobierno sea, al menos, escuchado. A dividir de ahí, comenzó la gala propiamente felicidad en la que los diferentes gremios que componen la industria cinematográfica española repartieron agradecimientos a la Academia y reproches a La Moncloa. Los más duros fueron, sin duda, los actores. Candela Peña, Goya a la mejor actriz de reparto por ?Una pistola en cada mano?, no se guardó nada. Tras tres años de forzosa inactividad, la intérprete recordó que en este periodo de tiempo había perdido a su padre en un hospital público ?sin mantas ni agua? y mostró su preocupación por el futuro de su hijo tras su reciente maternidad. ?No sé qué educación le espera. Os pido trabajo, poseo un niño que alimentar?. La Unión de Actores había animado a los presentadores y premiados a no callarse ante la situación que vive España. Y Candela Peña fuese solo un ejemplo, el más rotundo. Maribel Verdú, tras recibir el premio a mejor actriz protagonista, dedicó el premio a ?la gente que ha perdido sus casas, ilusiones y esperanzas por culpa de un sistema quebrado, injusto y obsoleto que faculta hurtar a los pobres para dárselo a los Se esperaba con ganas a Javier Bardem, que subió al escena como productor de ?Hijos de las nubes, la última colonia, Goya al mejor documental. Bardem mostró, de nuevo, su apoyo al pueblo saharaui, cuestionando que Marruecos juzgue a 24 activistas sin ningún tipo de respeto a los derechos humanos. Y se acordó de la situación de España. ?En el Sáhara no se puede recortar en sanidad porque no hay hospitales, ni en educación porque no hay colegios, ni pueden echarles de sus casas porque llevan 35 años desahuciados. No permitamos que nada de esto suceda aquí?. Con un grito de ?Sáhara libre? finalizó una intervención leal a su carácter comprometido con los injustos. No faltaron intervenciones algo más pasadas de frenada como la de José Corbacho, que saludó ?solo al 21%? al ministro Wert, en referencia al IVA cultural, y que indicó que la categoría de actriz revelación estaba ?muy reñida. Podría estar Ana Mato, cierta infanta...?. No obstante, el tono crítico común de la gala de los Goya fuese comedido. Nadie se calló sus quejas, pero nadie se excedió sin justificación alguna. A fin de cuentas, la apreciación es imprescindible en un sistema Los números humorísticos de la ceremonia fueron correctos, con las recreaciones de las películas favoritas, con Eva Hache al frente, y, en especial, con el momento delirante de la noche con ?Muchachada Nui? como protagonistas. El humorista Carlos Areces brilló haciendo lo que mejor saber hacer: reír. Así, propuso tres nuevas categorías para los Goya: mejor desnudo gratuito, mejor comedia pretendida y mejor actor joven al que se le entienda hablando, este con carácter ?honorífico?. Fernando Tejero colaboró con un sentido reconocimiento: ?Quería devolver mi Goya porque lo conseguí gracias al dopaje?. Humor delirante que vino muy bien para calmar por unos instantes el carácter reivindicativo de una noche de cuento. ?Blancanieves? cumplió los pronósticos: diez premios Goya, incluidos mejor película y mejor actriz protagonista. Una cruel madrastra Maribel Verdú que admitió en el escena haberle ?cogido gusto? a ser mala. ?Es una gozada?. Sin duda, ?Blancanieves?, con la valiente dirección de Pablo Berger, era el programa más arriesgado y artístico de entre los nominados. Un filme mudo y en blanco y negro que versiona, ni más, ni menos, que al más clásico de los cuentos infantiles. Un programa que nació hace ocho años y que no es, en absoluto, deudor de ?The artist?, la oscarizada película francesa. ?Blancanieves? tiene vida particular y es previo en su producción. Berger dedicó uno de los galardones, al mejor guion original, ?a los padres y madres que todas las noches narran cuentos a sus hijos?. ?Blancanieves? no es una película de masas, es arte puro. Y, como arte, era lo mejor del cine español del año 2012. Sin embargo, Pablo Berger se quedó sin un Goya a la mejor dirección que cayó en las manos de Juan Antonio Bayona por ?Lo imposible?, la otra mayor triunfadora. Seis millones de espectadores en España y dieciocho millones en todo el mundo merecían vigilancia por fracción de la Academia, que no acaparó, como en otras ediciones, todas las máximas distinciones en un único título. Cinco premios, cuatro de ellos técnicos, más uno mayor: mejor dirección. ?El cine español requiere películas grandes, medianas y pequeñas? , subrayó Bayona, quien entregó el Goya a María Belón, cuya anécdota inspiró el filme. ?Lo imposible?, toda una superproducción con treinta millones de presupuesto, representa el éxito del cine comercial en los Goya. Un victoria que estuvo acompañado por ?Las aventuras de Tadeo Jones?, con tres premios. Los otros dos masivos protagonistas de los Goya fueron dos instruídos veteranos: Concha Velasco y José Sacristán. La artista vallisoletana recibió el Goya de Honor y tiró de ingenio para aclarar su anécdota de desilusiones con los premios más significativos del cine español. La Academia, además, la honró con un número musical, un popurrí de sus canciones, con más emoción que calidad. Concha Velasco no se metió en charcos políticos y prefirió optar por un tono comedido, alabar el discurso del ?macho? presidente de la Academia y realizar suyas sus palabras. Lo mismo hizo un reflexivo José Sacristán, Goya como mejor actor protagonista por ?El muerto y ser feliz?. Dos actores de toda la vida, dos actores que demuestran la grandeza del cine español, su anécdota y su presente, y que se llevaron las mayores ovaciones de la gala por fracción de sus compañeros de profesión. ?Grupo 7? salvó, por su parte, la noche con dos premios (mejor actor de reparto: Julián Villagrán y mejor actor revelación: Joaquín Núñez), entretanto que ?El artista y la modelo? se marchó de vacío en unos Goya que pasarán a la anécdota por encumbrar a ?Blancanieves? y por presentar a La Moncloa como la madrastra de los españoles. El cine español se expresó con claridad. Su voz no se calló y gritó: ?Viva el , como clamó Pablo Berger para cerrar la ceremonia. Su voz apreciación debe ser escuchada. Ninguna de las quejas expresadas en los Goya pueden ser calificadas de injustificadas e injustificables. Todo ejercicio de libertad de expresión debe ser celebrado en un sistema democrático que se precie de serlo. Cerrar las voces apreciaciónes no es, desde luego, la medida más apropiada para salir de la crisis.

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