
span lang="ES-TRAD"  Gallud Jardiel  span lang="ES-TRAD"  Era un caluroso homenaje a quienes  habían sido sus amigos de juventud y compañeros de tareas literarias: Antonio  de Lara («Tono»), Edgar Neville, Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Años  Pedro Laín Entralgo había  dicho: «Hay una generación del 27, la de los poetas, y otra generación del 27,  la de los renovadores del 
humor contemporáneo.» Se refería a u  de autores que, eclipsados en fracción por sus prestigiosos coetáneos del 27,  habían mantenido una lucha a veces sorda, a veces con estruendo, en defensa de  una de las revoluciones de gran calado en la anécdota literaria del siglo    en España: la modernización artística  del humor. La existencia de este grupo de humoristas ya se había señalado hacía  tiempo. El testimonio más antiguo quizá sea el de Ramón Gómez de la Serna en su  producto «Laberinto del nuevo humorismo». Menciona a Tono, Jardiel, Neville,  Mihura, López Rubio, Álvaro de Laiglesia y Antonio Robles, y dice: «Todo ha  sido inventado por estos siete sabios de Écija».  span lang="ES-TRAD"  El yerro de esta definición de  López Rubio estriba en que afirma inequívocamente la existencia de dos o más  generaciones coetáneas ?lo cual ya es complicado de por sí? y también la  supeditación que la palabra «otra» significa con respecto a la «una» y verdadera.  Por otra parte, el intento era loable ya que que pretendía reivindicar nombres  y eso siempre es saludable en países de limitada memoria histó
rica como es el nuestro.  Afortunadamente este escollo se ha salvado en la actualidad: a los poetas del  27 se les designa cada vez más «grupo» y se ha acuñado para el resto de  integrantes los interesantes términos de «la generación inaudita» o «la  generación inverosímil».  span lang="ES-TRAD"  hablando de un grupo de humoristas con inquietud renovadora y con un enfoque  literario basado en las vanguardias europeas. Fueron sus componentes, aparte  del quinteto principal ya mencionado, Ernesto Polo, Samuel Ros, Tomás Luceño,  Manuel Abril, Bagaría, Manuel Lázaro, Francisco López Rubio,   K-Hito, Antoniorrobles, Román Bonet «Bon» y  Jacinto Miquelarena entre otros.  span lang="ES-TRAD"  Todos tuvieron características  estéticas afines.   Por su apertura hacia el 
humor europeo, por su  espíritu pasajero y modos de vida, también se les llamó cosmopolitas. Se ha  reconocido un «aire de familia» entre ellos. Está aún por estudiarse el mutuo  contagio entre ellos, una de cuyas facetas es la colaboración. Pero se hacían  dedicatorias y menciones, se asesoraban recíprocamente, ilustraban unos los  
cuentos de los otros y se recomendaban y proporcionaban esfuerzo mutuamente  cuando surgía la ocasión, pues sus intenciones no eran sólo puramente  artísticas. Estaban decididos a ganar todo el dinero posible. Como dijo López  (Esta generación) tuvo una vocación pública, un ansia de  instalarse y de afirmarse multitudinariamente, por los cauces de las revistas  de quiosco y de los escenarios céntricos. El lema juanramoniano de la escondida  senda, del destino minoritario del arte, no le sedujo, o fuese fugaz en ella.  Sin embargo, pese a afinidades y amistades, c  ada humorista del 27 es perfectamente distinguible con sólo oir o leer  una de sus páginas y 
todos tienen una destacada personalidad, un tanto rara. Es  conocida la 
broma que le gastaban a Neville, cuando decían: ¿A quién se le  ocurre, siendo tan castizo, llamarse Edgar y apellidarse Neville Romrée?  Estos escritores nacieron con poca  diferencia, en el seno de la burguesía, donde aprendieron una concepción  paciente de la 
vida y sus códigos morales. Gozaron de alguna continuidad  económica que les permitió adquirir libros, 
hacer viajes, escribir con  holgura y llevar una despreocupada vida bohemia. S  span lang="ES-TRAD"  e mantuvieron cohesionados como grupo desde  1920 gracias a las tertulias de los cafés de Pombo, Jorge Juan, Europeo y La  Granja del Henar. De referir fecha de origen daríamos 1921, año de fundación  del semanario   por el caricaturista   span lang="ES-TRAD"   que no era sino un «laboratorio de experimentos» para la aplicación  de las creencias bergsonianas 
sobre la risa. Allí laboraba el padre: Ramón Gómez  de la Serna, y sus variopintos hijos, todo un nuevo grupo de escritores para  los que el 
humor era artefacto desmitificador de la regla social, arma de  lucha contra los estereotipos y puente hacia la originalidad. Lo que conocemos de  aquel consejo de redacción, consiguieran o no sus objetivos estéticos, es que  se divirtieron de lo lindo y tendieron hacia un 
humor inteligente y  cosmopolita. En esta revista c  tres generaciones: los festivos del siglo previo (Juan Pérez Zúñiga, Vital  Aza), los maestros introductores (Julio Camba, Wenceslao Fernández Flórez,  Ramón) y la generación del 27 propiamente dicha.  span lang="ES-TRAD"  
 
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